Hace poco me topé con una gente que comentaba que la chacarera Si no fuera santiagueño, de Les Luthiers, le parecía un poco pavota. Esta gente, en principio entendida en la materia, no parecía haber hecho la lectura que siempre hice de por qué esa canción es así. Porque justamente, esa pavotez tiene un significado profundo.
Así que me pareció que vale la pena explorarlo porque es posible que no sea obvio. Disculpen si lo es: nunca se sabe.
La letra de Si no fuera santiagueño consta de cuatro estrofas y un estribillo:
Cuando bailo chacarera
levantando polvadera
siento como si estuviera
bailando la chacarera.Me ha despreciado una china
que seguí con mi Manchao
no me había dado cuenta
era la china de Mao.Junto al fogón del arriero
yo no sé lo que me pasa
siento un calor aquí adentro
para mí que son las brasas.Cuando salí de Santiago
todo el camino he llorado
lloré porque había dejado
todo el camino mojado.Estribillo:
Santiagueño a mí me dicen
porque he nacido en Santiago
si no fuera santiagueño
habría nacido en otro pago.
Les Luthiers hicieron folklore desde antes de estar constituidos como tales. Lo cantaban dentro del repertorio del coro que dio origen al grupo, sin que les resultara prescindible por autóctono.
Ya con el grupo formado, se pusieron a jugar. Del mismo modo que se podía hacer una cantata estilo Bach usando como letra el prospecto de un laxante, también podían escribir una chacarera del ácido lisérgico. Del mismo modo, hacían convivir orquestas de cuerdas con carnavalitos. El contraste es gracioso, pero no cacofónico.
No es sólo el ejercicio humorístico de poner algo donde no va, sino encontrar que perfectamente esas dos áreas separadas pueden unirse. Las chacareras no suelen hablar del LSD, sin embargo el hecho de que esa chacarera existe significa que pueden. Es abrir las fronteras del género, descubrir que puede más.
No ser un gran conocedor del folklore argentino no me impide observar que muchas canciones hablan de extrañar a los pagos, de nostalgia del emigrado, de virtudes lejanas, incluso de las virtudes del mismo género (algo que lo emparenta con muchas otras músicas, como el twist).
Si tenemos ganas de leer tal vez más que lo que está escrito, podemos pensar que la chacarera del ácido lisérgico está diciendo que el folklore no se ocupa de los temas modernos, urbanos, que ocupan a la juventud de fines de los ’60. Tal vez no se trataba de eso, pero muchas veces un autor dice cosas sin saberlo.
En el caso de Si no fuera santiagueño estoy convencido de que es intencional. Está inspirada en la chacarera Añoranzas, que arranca con “cuando salí de Santiago todo el camino lloré”. Es fácil ver los pasos entre una canción y otra. Si uno escucha Añoranzas, verá que cumple todo lo enumerado arriba sobre el folklore. Hay mucho nacionalismo. Hace una defensa grande y espontánea de la chacarera y de por qué bailarla.
Pero Les Luthiers se formó en Buenos Aires, una ciudad con siglos de migración interna y externa, y la mezcla de idiomas y orígenes que viene con eso. Una ciudad así puede codearse con cualquier gran ciudad del mundo, porque tiene intercambio permanente con todo el planeta.
Una persona que vive ahí, que acaba de tener una experiencia universitaria en el mejor momento para tenerla, que luego pasó temporadas en el instituto Di Tella, puede pensar que esa mentalidad que abunda en el folklore es un poco restrictiva, un chiquitaje innecesario.
Entonces escribieron una chacarera que se ríe de la circularidad de esos razonamientos. Se preguntaron por qué una chacarera tiene que hablar de la chacarera, y casi todos los versos tienen razonamientos igual de absurdos.
Añoranzas se queja amargamente de los que desprecian la chacarera “por otra danza importada”. Pero, en Buenos Aires, la chacarera es exactamente eso. Es una de las músicas externas que llegan y alimentan la cultura de la ciudad. No es casual que la música más asociada con Buenos Aires, el tango, tenga ingredientes de distintas partes del mundo. Es lo único que cabe esperar. Las danzas importadas nos enriquecen.
La chacarera, por más que viene del mismo país, es externa a Buenos Aires del mismo modo que el chamamé es ajeno para un santiagueño. En distintas regiones brotaron distintos géneros, sin que necesariamente tengan mucho que ver entre sí.
Por eso no existía una palabra que englobara a los géneros nativos de Argentina y no de otros lados. Es, al fin y al cabo, música popular, pero ese término no es específico de una nacionalidad. Así que se optó por el anglicismo folklore, que no sólo indica popular (folk lore) sino que ya se usaba en el extranjero para nombrar a costumbres típicas de un país o región. Es similar a cuando le agregaron una T al Fiat Regata para que pareciera italiano.
En distintos lugares tienen músicas que la gente siente propias y lleva consigo donde emigra. Hay gente que viene de Santiago y trae la chacarera, pero si no fueran santiagueños habrían nacido en otro pago, y amarían algún otro ritmo con el mismo fervor.
Lo que hace Les Luthiers muestra un gran amor hacia la chacarera, y hacia los otros géneros folklóricos que ejercieron (siempre amaron el folklore). En este caso aprovecharon para incluir un arreglo vocal fabuloso, basado en los del Grupo Vocal Argentino, que permite disfrutarla una y otra vez sin necesidad de enfocarse en la letra. La crítica no es hacia la música, sino hacia el nacionalismo, el simplismo y la impostación de nostalgia. Nada de eso es fundamental para hacer chacarera, ni para disfrutarla.
Ese diálogo entre los emigrados, el origen y la asimilación está muy presente en la obra folklórica de Les Luthiers. El explicado se ocupa de explicar el significado de algunos términos criollos, porque se presume un público que podría no conocerlos. El regreso del indio hace lo mismo para los espectadores franceses. Mi aventura por la india aprovecha que el oyente probablemente no sepa guaraní y esconde la resolución en ese idioma. La Payada de la vaca enfrenta a un payador con alguien que no tiene la menor idea de lo que se espera de él.
Eso pasa cuando hay migración, y gente de distintos orígenes se conoce y empieza a interactuar. Nos encontramos con gente que no sabe lo que damos por sentado, que tiene otras costumbres, otras danzas. Se puede adoptar la actitud abierta, de intercambio, descubrimiento y transformación: cada uno conoce lo del otro, y eso tarde o temprano lleva a la creación de algo nuevo, sin que deje de existir lo que había.
También se puede tomar la actitud cerrada de “estos no saben lo que hay que saber, me hacen impuro”. Esa postura, bastante italiana por cierto, es muy visible en la música folklórica. Les Luthiers están claramente en contra de esto, es una concepción en la que no podrían existir.
En la obra que se ve mejor esto es en Añoralgias. Es una zamba en la que el sujeto añora al pueblo que abandonó, y pasa a enumerar las razones por las que la vida en ese pueblo no es para extrañar. La gente que emigró en general tuvo motivos para hacerlo, y Añoralgias dice “por algo elegiste estar acá y no ahí”.
Añoralgias es también uno de las pocas obras folklóricas que pudieron hacer en giras internacionales, porque su humor se entiende sin necesidad de estar familiarizados con el género. No ha sido así con otras obras, al punto que cuando las giras se volvieron más importantes prácticamente eliminaron el folklore de su repertorio (en los últimos veinte años aparecía seguido El explicado, habitualmente como bis, pero sólo dentro de Argentina).
Así como en los espectáculos para el exterior siempre tenían que adaptar un puñado de palabras que el público de otros países podía no entender, encontraron que el folklore argentino no era suficientemente universal como para reproducirlo en el resto del mundo de habla hispana.
Y sospecho que les generó algo de tristeza. Les Luthiers siempre tuvieron una mirada cosmopolita, en la que la diversidad es un hecho que no es necesario defender, porque se ejerce todo el tiempo. No salieron al exterior a vanagloriarse de su origen, sino a hacer lo suyo.
No en vano no hay otro Les Luthiers. Son un producto de Buenos Aires, de Argentina y de esa época. No podrían haber hecho exactamente lo mismo en otro lado. Por eso nunca les hizo falta subrayar su nacionalidad. Siempre tuvieron la fortaleza de saberse universales.